Rendirse no significa dejar de luchar, dejar de vivir. Rendirse es aceptar. Rendirse ante la grandeza de la vida, rendirse delante del destino común. Rendirse y reverenciar la vida y mirar con ternura y alegría la muerte que nos espera. Mirarte y admirarte porque tu ya la has tomado, pero yo todavía no lo puedo entender. Has traído una dulce rendición a mi pecho, a mi corazón, has traído la certeza de que lo único que ya no esta es tu cuerpo, pero tu alma, tu amor lo impregna todo. Has traído la alegría de saberte sabía, de saber que tu trozo de camino en esta tierra, ya ha llegado a la meta. Será que tu misión ha terminado..., todo lo que podías dar, todo lo que debías recibir ha sido llenado con humildad y abundancia.
Y tu tiempo felino ha sido colmado y ahora que nuevo aprendizaje te espera... Uno mayor. Tú valiente, profundo amor, estas preparada para crecer y tomar nuevos horizontes, tu cuerpo se ha quedado pequeño y necesitas una casa más grande, el universo ahora colma tu grandeza. Eres eterna y me haces verme eterna a mí, me haces ver el habitar mi cuerpo como sólo un capítulo, me haces sentirte y saber que simplemente los mundos que ahora habitamos reflejan la luz de distinto modo y podemos encontrarnos en el aire, cuando cierro los ojos y miro con mi cuerpo sutil. Haces que mi vibración se eleve para poder ver el mundo invisible que lo habita todo. Ocupas una dimensión distinta a la mía. Te siento cerca, os siento a todos cerca. Tanta paz, tanto amor, tanta sabiduría como me has traído... no hay palabras suficientes para describirla, no hay gracias suficientes para darte. Tu partida me ha ayudado ha nacer. Quien cuidó a quién, quién enseño a quien. Alma eterna te amo entera, mi querida Moira.
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Noviembre 2020
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